lunes, 21 de abril de 2014

Lo primero que hay que hacer es...

¡tomar la decisión de migrar! Y como eso ya está hecho, nos ponemos manos a la obra para hacer una transición lo menos traumática posible.
Una nota: manuales para dar este paso hay muchos y muy buenos por Internet, y todos comienzan por un "hacer copia de seguridad de todos los datos" ¡Genial! Eso ya lo sabemos, y de hecho hacemos un backup total del contenido del disco duro (por si acaso...), y luego copiamos la carpeta de Mis Documentos, y todas las carpetas y documentos que tenemos en el escritorio y ¿ya está? Pues ¡no!

¿Dónde estoy?¿Qué es esto?

Estoy en un sistema operativo ¡que no es Windows!
Nuestro "informático", ése que tantos amigos tiene con ordenadores que van lentos, llevaba un tiempo diciéndonos que el día 8 de abril de este año 2014 se terminaba el soporte de Microsoft a Windows XP, y que iba a ser peligroso seguir funcionando con un "windows" sin actualizaciones de seguridad.
Después de pasar toda la Semana Santa acongojados pensando que a la vuelta nuestro ordenador iba a estar poco menos que comido por los virus (aún cuando estaba apagado) decidimos hacerle caso en todo, todo, todo... Y eso incluía TODO.
Como el ordenador ya tenía (y tiene) unos años, era impensable -y Microsoft tampoco está por la labor- instalarle el nuevo Windows 8.1, ni Windows 7 de modo legítimo, por lo que estábamos abocados o a adquirir un nuevo PC o a migrar a Linux.